dijous, 27 de setembre del 2012

Fuera de España ven las cosas peor que Rajoy



Desmintiendo las maniobras de distracción y las ocultaciones que prodiga el Gobierno de Madrid al respecto, las informaciones y análisis que circulan en los medios internacionales indican que Europa está muy lejos de haber llegado a un acuerdo sobre cómo ayudar a España y también que la crisis de la deuda, y del euro, podría volver a estallar en breve en los mercados. La realidad, que es mucho más dura y compleja de cómo nos la pintan por aquí, podría dejar otra vez a Rajoy con cara de no haberse enterado de nada.
Bastantes medios españoles han abusado del titular de que esta semana es "crucial" para el futuro de la crisis española. La impresión generalizada en los medios extranjeros es que lo más probable es que esta semana no se logre nada decisivo en esa dirección. Según ha venido vendiendo el Gobierno, el viernes 28 deberían disiparse buena parte de las dudas que existen sobre España: ese día nuestro país presentará en Bruselas el plan de reformas estructurales –que excluyen cualquier nuevo recorte- que el ministro De Guindos ha pergeñado como contrapartida de las ayudas europeas que según todos los expertos, en este caso también españoles, necesitamos como el agua y lo más pronto posible. Y también se hará pública la auditoría que ha llevado a cabo la consultora privada Oliver Wyman sobre la cantidad de dinero que nuestros bancos necesitan para recapitalizarse.
Pues bien, la opinión de muchos analistas es que el paquete de reformas –que según el diario francés Les Echos no ha sido elaborado en Madrid sino que "ha sido impuesto por Bruselas"- no va a resolver mucho, que para tranquilizar a Alemania, a Finlandia, a Austria o a Holanda y animarles a poner dinero, hará falta más. "Madrid querría mantener la apariencia de que conserva su soberanía, pero para que haya acuerdo con esos países, además de las reformas estructurales, harán falta medidas fiscales", ha dicho tajantemente un editorial del Financial Times,indicando que serán precisos nuevos recortes y sugiriendo que éstos podrían venir del lado de las pensiones.
No hay tampoco muchas esperanzas de que el informe sobre las necesidades de la banca vaya a ser el bálsamo para los mercados y para los Gobiernos europeos que los portavoces del gabinete de Rajoy preconizan. El Wall Street Journal ha adelantado la cifra que proporcionará Oliver Wyman: serán 62.000 millones de euros, una cantidad que permitirá al Gobierno decir que las cosas no están tan mal porque sobran 38.000 millones de los que se pidieron a Bruselas. Pero muchos no se la van a creer. "Los mercados son escépticos respecto del informe Wyman", afirma el Wall Street Journal: "La mayoría de los analistas cree que harían falta más de 100.000 millones. Y lo que es peor, que el plan de recapitalización no va a resolver los problemas de fondo de la banca española. Rajoy no va a tener más remedio que convencer a los mercados. Porque otra reforma bancaria a medias que obligue a una nueva recapitalización el año que viene puede ser calamitosa para España y para la eurozona. Los mercados han concedido dos veces el beneficio de la duda a Rajoy. No lo van a volver a hacer".
No deja de ser curioso que Mariano Rajoy visitara el lunes en Nueva York la sede del Wall Street Journal, portaestandarte del neoliberalismo norteamericano y, por tanto, poco sospechoso de animosidad izquierdista contra el Gobierno del PP. Pero un caso más llamativo aún del escaso éxito de esas operaciones de relaciones públicas ha sido el encuentro del rey con los responsables del New York Times que tuvo lugar también el lunes y en el que, según La Zarzuela, Juan Carlos se quejó de que el diario exagera las informaciones negativas sobre España. Porque hoy, 24 horas después, el New York Times titula en primera: "España va para atrás y el hambre obliga a la gente a buscar comida en los cubos de la basura".
Para empañar aún más la idílica lectura que el Gobierno hace de sus posibilidades en Europa, Grecia, que parecía olvidada, vuelve a enturbiar el panorama. El Suddeutsche Zeitung acaba de revelar –y los demás periódicos alemanes, en una práctica que aquí se desconoce, han recogido esa información citando la fuente- que Atenas no puede cumplir con sus compromisos, que necesita más dinero y, al menos dos años más, algo a la que Berlín se opone férreamente. Y que si no los obtiene, la quiebra de Grecia puede ser inminente. Ekathimerini, un diario ateniense, abre diciendo que también Christine Lagarde, la directora del FMI, cree lo mismo. Y más de un analista añade que el Gobierno portugués, al que la presión de la calle ha obligado a tragarse su aumento de 7 puntos de las cotizaciones de los trabajadores a la Seguridad Social, puede verse obligado a pedir un nuevo rescate.
En definitiva, que la relativa tranquilidad que desde hace un mes conocen los mercados puede acabarse dentro de no mucho. Angela Merkel se ha valido de esa calma para evitarse nuevos disgustos internos –sobre todo en su coalición de centro-derecha, en donde crece la inquietud- al no tener que pedir a su parlamento que apruebe más dinero para España y para los demás. Rajoy lo ha hecho para encarar las elecciones gallegas sin haber anunciado nuevos recortes. Pero puede que ese idilio dure poco. 

dimecres, 26 de setembre del 2012

Cataluña, no nos dejes solos



Si la integridad territorial de España dependiera de los argumentos con que la derecha política y mediática descarta estos días la independencia de Cataluña, ya podrían los catalanes independentistas enfriar el cava porque sería cuestión de días. Hay que ver la birria de razones con que quieren convencernos de que una Cataluña independiente es imposible por inviable.
Argumentos sentimentaloides del tipo “Cataluña no es nada sin España” ni los tengo en cuenta, porque recuerdan al “no puedo vivir sin ti” que precede a toda separación, y que dura tanto como tarda uno en darse cuenta de que no sólo puede vivir sin su ex, sino mucho mejor.
Luego están los argumentos ‘expulsivos’: un Estado catalán se quedaría fuera de la Unión Europea, del euro, de la OTAN, y hasta de la liga de fútbol. En cuanto al euro, ya veremos si no somos nosotros los que acabamos fuera de Europa y del euro, bien porque nos echen, bien porque se venga abajo el invento europeo. Lo de no poder pertenecer a la OTAN, muchos correríamos a preguntar dónde hay que firmar, y así están desde siempre algunos países, incluso en Europa. Y en cuanto a la liga de fútbol, es un negocio antes que un deporte, y ya lo apañarían.
Y por último están los argumentos ‘ruinosos’: Cataluña no sería viable como Estado en un momento como este, de grave crisis económica europea, española y también catalana, y se hundiría sin remedio. Se olvidan de que los nuevos Estados suelen nacer de los escombros, tras guerras y secesiones dramáticas, y sobre esos escombros (que a menudo son literales, de país destrozado) levantan el nuevo Estado.
En definitiva: que si Cataluña sigue o no siendo parte de España no dependerá ni del euro, ni de la crisis ni de jugar la Copa del Rey, sino de que los catalanes quieran continuar siendo miembros del club hispánico. Vale, están también los argumentos de fuerza: suspender la autonomía y mandar el ejército, pero como ahí se acaba toda posibilidad de discusión, ni lo considero.
Por mucho que les pese a algunos, Cataluña será lo que los catalanes quieran. ¿Y el resto de españoles? ¿Qué queremos? Yo hablo por mí, y por otros que sé que piensan como yo. Y mi postura es casi suplicante: ¡amigos catalanes, no os vayáis, no nos dejéis solos! Frente a la chulería con la que algunos comentaristas despachan las aspiraciones catalanas con un “déjalos, que se vayan, que ya se arrepentirán”, yo prefiero no tentar la suerte y les pido: no os vayáis, no nos dejéis solos.
Porque si para algunos es impensable una España sin Cataluña, yo tengo suficiente imaginación para hacerme a la idea, y me aterra una España sin Cataluña (y sin Euskadi, que en tal caso no se quedaría atrás). ¿Se lo imaginan, una España sin las variaciones vasca y catalana, una España reconcentrada en su castellanidad?
En una España sin catalanes ni vascos, los que quedásemos tocaríamos a más en todo, por ser menos para repartir: nos tocaría por cabeza más rescate, más modelo productivo fracasado, más monarquía, más bipartidismo, más santa Transición, más conferencia episcopal, más jueces carcas, más contrarreforma educativa, más facherío sociológico, más prensa cavernícola, más Academia de la Historia, más banca tóxica, más poder económico dominante, más corrupción; más de todo per cápita. Sí, ya sé que también en Cataluña hay crisis, derecha rancia, obispos, corrupción y gran capital, pero sospecho que en el reparto del ajuar común saldríamos perdiendo los que estamos a este lado del Ebro; y lo mismo valdría para Euskadi.
Sería además una España herida, humillada, lo que hincharía aún más el nacionalismo español -que también existe aunque los que se dicen antinacionalistas nunca lo reconozcan-; ese mismo nacionalismo que con sus hechos y sus palabras es desde hace años el mayor fabricante de separatistas en Cataluña y Euskadi.
Asumo que en Cataluña hay un número importante de independentistas convencidos que querrían llegar hasta el final –y entre ellos no figura Mas, que está a otra cosa, ni tampoco CiU-. Pero estoy seguro de que la mayoría de catalanes no quiere salir de España: quiere salir de esta España, que no es lo mismo. Pero es que de esta España somos muchos los que queremos salir, sin tener la posibilidad de independizarnos. De esta España fallida, donde no queda ya institución que no esté en crisis, y donde caminamos con paso firme hacia el agujero.
Por eso digo: amigos catalanes, no os vayáis, no nos dejéis solos, quedaos con nosotros y cambiemos juntos esta España, construyamos otra donde ni vosotros ni los demás nos sintamos incómodos, una España que tenga futuro y en la que no tengamos más motivos para temer o avergonzarnos de los que tienen los habitantes de otros países. Una España que ya no podrá ser monárquica, ni tampoco autonómica, porque el proyecto de la Transición hace agua por demasiados sitios. República, federal, son palabras que todavía imponen; pero más nos valdría tomarnos en serio esa incomodidad de catalanes y vascos y de tantos españoles, y apostar por salir de la crisis desechando todo lo fallido para construir de nuevo, antes de que se nos caiga encima.

dilluns, 24 de setembre del 2012

Traducción de un artículo publicado el jueves en varios periódicos económicos alemanes


Hoy, 6 de septiembre, se encuentran en Madrid los gobiernos de Alemania y España, Merkel llega con la elite empresarial para dar un claro espaldarazo a Rajoy acompañados de un nutrido grupo de empresarios, y donde seguro hablarán sobre las condiciones para poder otorgar más ayudas financieras a España o a su sistema bancario. En los dos lados se ha elevado el tono en los últimos meses y es con gran expectación que España espera ahora la decisión que va a tomar el Tribunal Constitucional alemán, que esa sí es crucial, el día 12, sobre la conformidad o no del rescate europeo y las obligaciones derivadas para los alemanes.

En Alemania crece la critica contra la supuesta "mentalidad de fiesta" de los españoles; en España los medios cada vez son más negativos con la supuesta dureza de la canciller Merkel. Pensamos que la situación es mucho más compleja de lo que presentan ambos gobiernos y la mayoría de los medios. España no es Grecia, pero España puede ser un paciente crónico si Alemania, junto con Europa, no contribuye a solucionar sus verdaderos problemas.

España no debería recibir más dinero sin que se cambie a fondo el sistema político y económico, hoy en manos de una oligarquía política aliada con la oligarquía económica y financiera, y sin que se aumente la participación ciudadana real en las decisiones políticas. Para no perpetuar la crisis y endeudar a los españoles durante generaciones, el Gobierno español debe reformar a fondo la administración de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, en su mayoría en bancarrota y completamente fuera de control, sometiendo a referéndum el modelo de Estado.

Este tema es la clave del futuro de España, porque las regiones, ayuntamientos y diputaciones son los responsables de los dos tercios del gasto público -234.000 millones frente a 118.000 el Estado en 2011-, excluyendo la Seguridad Social -23.000 millones-, y este gasto se realiza en condiciones de descontrol, despilfarro y corrupción totalmente inaceptables. Las razones verdaderas de la crisis del país, en consonancia con lo dicho, nada tienen que ver con salarios demasiado altos -un 60 % de la población ocupada gana menos de 1.000 euros/mes-, pensiones demasiado altas -la pensión media es de 785 euros, el 63% de la media de la UE-15- o pocas horas de trabajo, como se ha trasmitido a veces desde Alemania. A España tampoco le falta talento, ni capacidad empresarial ni creatividad. Tiene grandes pensadores, creativos, ingenieros, médicos excelentes y gestores de primer nivel.

La razón de la enfermedad de España es un modelo de Estado inviable, fuente de todo nepotismo y de toda corrupción, impuesto por una oligarquía de partidos en connivencia con las oligarquías financiera y económica, y con el poder judicial y los organismos de control a su servicio. En España no existe separación de poderes, ni independencia del poder judicial, ni los diputados representan a los ciudadanos, solo a los partidos que los ponen en una lista. Todo esto lleva también a una economía sumergida que llega al 20% del PIB y que frena la competencia, la eficacia y el desarrollo del país. Además, detrae recursos con los que podrían financiarse educación y sanidad.

Las ayudas para España, igual que para otros posible candidatos de rescates, no deben ir a bancos ya casi en bancarrota y fuertemente politizados. En la CAM, el Gobierno ha comprometido 16.000 millones de dinero público en lugar de cerrarla; en Bankia, 23.000, y el Ejecutivo acaba de darle 5.000 millones urgentemente para cubrir pérdidas en vez de cerrarla, y además de forma tan extraña que despierta todo tipo de recelos. ¿Por qué se ha utilizado el dinero de los españoles (FROB) en vez de esperar los fondos de la UE? Es lícito suponer que la razón es la siguiente: los bancos no quieren que la UE investigue sus cuentas.

Control estricto y duras condiciones. Ya el caso de Grecia ha demostrado que las ayudas europeas tienen que estar vinculadas a un control estricto y condiciones duras. Esas condiciones no pueden solamente representar recortes sociales o subidas brutales de impuestos, como hace ahora el Gobierno de Mariano Rajoy con la excusa de Europa . Se tiene que cambiar más en España que cortar gasto social, que de todos modos es mucho más bajo que en Alemania, y hay otros gastos infinitamente más relevantes que se pueden eliminar. Además, los casos de corrupción resultan tan escandalosos, incluso en el propio Gobierno, que uno solo puede llegar a una conclusión: el dinero de Europa no puede ser manejado por  personas tan increíblemente venales.

La pasada semana el ministro de Industria Soria -imputado también por corrupción urbanística en Canarias- acusó al ministro de Hacienda en el Consejo de Ministros de favorecer descaradamente a la empresa líder de renovables, Abengoa, de la que había sido asesor, en la nueva regulación de estas energías, que reciben más de 7.000 millones de euros de subvenciones anualmente. Y Rajoy, al que entregó una carta probatoria, ni dijo ni hizo absolutamente nada.

No puede permitirse por más tiempo este nivel de corrupción, y menos aún a 17 regiones funcionando como estados independientes, con todos los organismos multiplicados por 17, desde 17 servicios meteorológicos a 17 defensores del pueblo, con 200 embajadas, 50 canales de TV regionales en pérdida, 30.000 coches oficiales o 4.000 empresas públicas que emplean a 520.000 personas, creadas específicamente para ocultar deuda y colocar a familiares y amigos sin control ni fiscalización alguna. En conjunto, unos 120.000 millones, equivalentes al 11,4% del PIB, se despilfarran anualmente en un sistema de nepotismo, corrupción y falta de transparencia.

Y con esto se tiene que acabar, entre otras cosas, porque ya no hay dinero. Los últimos datos de las cuentas públicas conocidos la pasada semana son escalofriantes. El déficit del Estado a julio ascendió al 4,62% del PIB, frente a un déficit del 3,5% comprometido con la UE para todo el año (del 6,3% incluyendo regiones y ayuntamientos). Pero lo realmente inaudito es que España está gastando el doble de lo que ingresa. 101.000 millones de gasto a julio frente a 52.000 millones de ingresos, y precisamente para poder financiar el despilfarro de regiones y ayuntamientos, que no están en absoluto comprometidos con la consolidación fiscal.

El tema del déficit público es algo que roza la ciencia ficción, y que ilustra perfectamente la credibilidad de los dos últimos gobiernos de España. En noviembre de 2011, el Gobierno dijo que el déficit público era del 6% del PIB; a finales de diciembre, el nuevo Gobierno dijo que le habían engañado y que el déficit era superior al 8%, y que se tomaba tres meses para calcularlo con toda precisión. A finales de marzo, se dijo que definitivamente era del 8,5%, y ésta fue la cifra que se envió a Bruselas. Dos semanas después, la Comunidad de Madrid dijo que sus cifras eran erróneas y el Ayuntamiento de la capital igual… el déficit era ya del 8,7%.

Sin embargo, la semana pasada el INE dijo que el PIB de 2011 estaba sobrevalorado y, con la nueva cifra, el déficit era del 9,1%; dos días después, Valencia dijo que su déficit era de 3.000 millones más; o sea, que estamos en el 9,4% y las otras 15 CCAA y 8.120 ayuntamientos aún no han corregido sus cifras de 2011. Lo único que sabemos es que están todas infravaloradas. El déficit real de 2011 puede estar por encima del 11%, y en 2012 se esta gastando el doble de lo que se ingresa. Como dice el Gobierno de Rajoy, “estamos en la senda de convergencia”. Y es verdad… de convergencia hacia Grecia.

Claramente, la joven democracia española tiene todavía muchos déficits de representatividad y de democracia que deberían interesar a la canciller Merkel y también a Europa, si queremos evitar una Grecia multiplicada por cinco y salvar el euro. Esto es lo que ha hecho posible el despilfarro masivo de las ayudas europeas, con una asignación disparatada de las mismas, a pesar de que estas ayudas han supuesto una cifra mayor que la del Plan Marshall para toda Europa.

Es frustrante que a causa de este sistema oligárquico nepotista y corrupto se destroce talento y creatividad y que ahora muchos jóvenes se vean forzados a trabajar fuera, muchos en Alemania. Esa situación nos ha llevado a una distribución de riqueza que es de las más injustas de la OECD. La antaño fuerte clase media española está siendo literalmente aniquilada.

Resumiendo: no es una falta de voluntad de trabajo, como se piensa tal vez en algunos países del norte de Europa, lo que hace que España sufra la peor crisis económica de su Historia. Es un sistema corrupto e ineficiente. La crítica del Gobierno alemán y sus condiciones para un rescate de España se deberían concentrar en la solución de esos problemas. En caso contrario, solo conseguirán que una casta política incompetente y corrupta arruine a la nación para varias generaciones.

*Stefanie Claudia Müller es corresponsal alemana en Madrid y economista;

dijous, 20 de setembre del 2012

Más allá de la prima de riesgo, lo que está en riesgo es la economía real

Carlos Berzosa


La evolución tan negativa que la prima de riesgo de la deuda pública española ha tenido, en los últimos meses, ha centrado en exceso la atención de los medios de comunicación y los comentaristas económicos sobre ello. Este hecho es desde luego muy importante, pues una prima de riesgo tan elevada es muy perjudicial para la evolución de la economía española, al tiempo que representa la desconfianza que hay instalada en los mercados financieros, resultado, entre otras cosas, de la falta de crecimiento que se está dando.
No obstante, más allá del comportamiento de la prima de riesgo y de las bolsas, hay una realidad económica muy grave que tiene su reflejo en el elevado desempleo, pero que tal como están las cosas puede determinar que la situación empeore. En efecto, observamos a través de los datos la cantidad de empresas pequeñas y medias, así como autónomos, que han tenido que cerrar sus puertas, y otras muchas han tenido que verse abocadas a bajar su actividad. Pero muchas más están a punto del cierre y los expedientes de regulación de empleo crecen de una forma desmesurada. Las grandes empresas se encuentran afectadas también, y muchas de ellas, a pesar de tener beneficios, han iniciado procesos de regulación del empleo.
Además de los datos, este verano, en los pocos días que he salido de Madrid, he podido contemplar en Comunidades, como Extremadura y Cataluña, el panorama tan desolador en el que se encuentran la mayor parte de las empresas. He hablado con directivos, propietarios y empleados de empresas pequeñas, medias, y de alguna grande que otra, y la respuesta es siempre la misma. El descenso de las ventas de bienes y servicios está siendo vertiginoso, no hay crédito, crece la morosidad y el retraso en los pagos de los clientes, y a su vez ellas mismas tienen deudas acumuladas con sus proveedores. Hay una pelota de deuda privada tremenda, que va engordando a medida que se desenvuelve la crisis y que puede generar una caída en cadena superior a lo que ya se ha dado, pues muchas empresas se encuentran al límite.
Este retraso en los pagos se produce, además de las relaciones entre las entidades privadas y entre éstas y los consumidores, en las Administraciones Públicas. La medida tomada por el Gobierno, la única a mi modo de ver acertada, de proporcionar créditos a las diferentes Administraciones Públicas para que se desatasque el elevado endeudamiento que tienen contraído con los proveedores, y dar un balón de oxígeno a estas empresas, empieza a tener sus limitaciones y otra vez se están retrasando los pagos. No he conseguido datos sobre ello, y la situación puede diferir bastante de unas Administraciones a otras, pero lo cierto es que la mayor parte de las Comunidades tienen que acudir al rescate para afrontar los compromisos adquiridos que tienen en los próximos meses, a pesar de que éstos han disminuido como consecuencia de los recortes que están llevando a cabo todas ellas.
Recojo también un testimonio de la nueva presidenta de Siemens España que, en una entrevista en la radio, manifestaba, entre otras cosas, que las Administraciones en general habían pagado hasta finales del año anterior, pero que desde entonces no habían cobrado ninguna factura, esto es, nueve meses de retraso, y los que pueden venir. Lo más llamativo de esta entrevista es que, tal como decía la presidenta, estos retrasos no se producían en otros países con problemas, como es el caso de Portugal e Italia. Esto es efectivamente muy preocupante y que pone a muchas empresas ante las cuerdas.
Ante estos problemas que son los verdaderamente inquietantes, el Gobierno no plantea nada, solamente el discurso de que hay que disminuir el déficit público para conseguir el crecimiento y el empleo. Lo que se está logrando es precisamente lo contrario más recesión y paro, que los problemas de la economía real se agraven y que vayamos hacia un abismo sin que se ponga remedio. Conseguir restaurar el aparato productivo y de servicios que se está destruyendo va a ser una tarea que llevará años. Así que lo que espera es una gran travesía en el desierto provocada por unos gobernantes que se contradicen entre sí, que no saben argumentar lo que hacen, y que sufren un desconocimiento económico, tanto en el nivel teórico como en el funcionamiento de la realidad, que resulta escandaloso.
Se necesita un plan que sepa establecer las prioridades y que proponga objetivos a corto, medio y largo plazo. Además de lo dicho, y de la necesidad de encontrar respuestas a la situación tan delicada por la que atraviesan las empresas, se requiere que, sin demagogias y discursos populistas, antes de quitar médicos, profesores y científicos, o establecer el copago farmacéutico, hay muchas cosas que habría que eliminar, como cargos e instituciones, y desde luego los sueldos excesivamente elevados y las enormes dietas que se pagan. Hay demasiados improductivos en el sistema que cobran salarios excesivos que no solamente no contribuyen a mejorar el bienestar de la sociedad, sino que son negativos. Hasta la fecha no se ha visto ningún esfuerzo en esta dirección. Hay que racionalizar en todo, pero hay que tratar de preservar el avance, a pesar de los defectos y deficiencias que existen, que se ha conseguido en la educación, investigación y sanidad.

dimarts, 18 de setembre del 2012

«Hay paro porque al Gobierno y a los políticos les da la gana»


E. RODRÍGUEZ | IBIZA 

El economista Gay de Liébana vaticina el inminente rescate de España y otra subida del IVA hasta el 23% y más recortes, incluso a las pensiones  «Somos los burros que soportamos todo esto», dice

­«No se crea empleo porque al Gobierno y a los políticos no les da la gana» y, del mismo modo, «no se crece económicamente porque al Gobierno y a los políticos no les da la gana». Así de categórico se expresó el economista y abogado catalán José María Gay de Liébana en la conferencia que ofreció el viernes en el Club Diario con el título ´Cuando España se escribe con ´E´ de endeudamiento´, el mismo del libro que prevé publicar.
Muy negro dibujó el futuro de España en los próximos meses. «Este país está en la ruina. Tomemos nota de Grecia y Portugal. Y vamos a sufrir», advirtió Gay de Liébana. De hecho, avanzó que al final del año la deuda pública del país superará el 100% del PIB, en torno al billón de euros. Por ello, da por hecho que España muy pronto entrará en el grupo de países rescatados y vaticina que a partir de enero el IVA subirá al 23%, el mismo que tienen los estados que han sido intervenidos por Europa. Y no solo eso: subirán más otros impuestos y la gasolina, que tiene «un efecto dinamizador tremendo».
Y habrá más: «el sistema de copago será más fuerte» y para reducir los gastos, el profesor del departamento de Contabilidad de la Facultad de Economía y Empresa de la Universitat de Barcelona cree que las pensiones, que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dice que no va a tocar, pasarán la prueba de la tijera, así como el subsidio del desempleo. «Algún pensionista va a tener que sufrir», lamentó, al tiempo que advirtió de que es un error recortar en sanidad y educación. «Se considera un gasto, pero cuando un país está preparado, sale de la crisis». «Sí, habrá más recortes. Me sabe mal decirlo», concluyó el economista concretando la respuesta a una pregunta de Antonio Pallicer, ex director general de Salud Pública del Govern de Matas.
Con la energía de un locutor deportivo de radio, el mediático economista mostró, en una presentación de Power point, infinidad de cifras («indiscutibles») sobre la caída en barrena de la economía nacional desde 2007, todo ello salpicado con mucho humor y, como no, referencias al fútbol, su gran pasión, como hincha del RCD Espanyol: «Bankia se dedicó a financiar, entre otras cosas, el fichaje de futbolistas como Cristiano Ronaldo, que está triste, y Kaká. He pedido en nombre del Espanyol que en cada partido quiero tener a Ronaldo y Kaká durante 15 minutitos, los que me tocan como contribuyente español, porque estoy arreglando el desaguisado», dijo para provocar la risa de las 150 personas presentes.
Gay de Liébana destacó la escalada de la deuda de las familias, que, en solo cinco años, desde 2003 (451.148 millones de euros) a 2008 (912.816 millones), se dobló porque «se perdió el oremus de vista». «El que no se endeudaba parecía tonto», indicó, en alusión al grifo que abrieron los bancos y cajas de ahorro, alimentando la burbuja que estalló muy poco después. El mismo camino ha seguido la deuda pública que, año tras año, ha ido creciendo. Incluso reveló que pese a los recortes del PP, el Ejecutivo de Rajoy ha incrementado la deuda en «70.000 millones de euros».
«Las cifras son de terremoto», recalcó el profesor universitario, quien destacó en reiteradas ocasiones la reacción de la cancillera alemana, Angela Merkel, ante «el despilfarro» de los españoles. «Está extasiada», subrayó. Puso el ejemplo de las grandes infraestructuras infrautilizadas, como el aeropuerto de Lleida. «Un empresario que quiere aterrizar en este aeropuerto [y pagar tasas por ello] tiene que estar dando vueltas en el aire durante una hora porque el controlador aéreo está comiendo. El presidente de la Generalitat no lo sabe porque va en helicóptero a condecorar una vaca», ironizó.
Crecimiento a partir de 2014

Recordó el economista que en 2007 era una de las voces que ya decía «cuidado, cuidado», con la escalda descontrolada del gasto público y del déficit. «Me llamaban facha y antipatriota». En todo caso, aparte de sus chistes, Gay de Liébana dio un halo de esperanza al asegurar que en 2014, a su entender, se iniciará un ciclo de crecimiento hasta 2020, pero que, eso sí, no tendrá nada que ver «con lo que estábamos acostumbrados».

«¿Por qué dibuja tan mal las cosas si en menos de dos años se verá un poco de luz?, le preguntó una persona del público. «Una cosa es la deuda y otra el crecimiento económico», respondió. «Lo importante es que haya crecimiento económico para que haya más trabajo, se paguen más impuestos y cotizaciones sociales. Así, iríamos hacia adelante», explicó y, a su vez, culpó a los políticos de impedirlo. En este punto, el economista dio algunos ingredientes de su particular receta para salir de la depresión colectiva: primero, y paradójicamente la promesa incumplida por el PP, la bajada de los impuestos. Habló de situar el IVA en el 6%, lo que generaría más actividad económica e impulso para las pequeñas y medianas empresas, que «son las que tiran del carro de la economía pese a que el Gobierno las está matando» (28 grandes empresas nacionales del IBEX 35 concentran la mitad de la deuda de todo el país, según explicó).
Y , entre otras cosas, eliminar el pago de la Seguridad Social durante tres años a los empresarios que contraten a personas sin empleo; y bajar el IRPF para que, en lugar de que las personas ahora en paro cobren de las arcas del Estado, lo hagan de las empresas, las cuales a su vez generarían crecimiento. «¿Por qué no lo hace el Gobierno? Porque no quiere. Ni PP ni PSOE ni CiU. Y nosotros somos los burros que soportamos todo esto», recalcó.

dilluns, 17 de setembre del 2012

Este mes de septiembre la empresa empieza a robarnos la paga de Navidad




Hoy lunes 17 de septiembre la Dirección de Parcs i Jardins ha sacado esta circular explicando que por imperativo legal nos van a descontar 1/14 parte de los ingresos anuales durante los meses que restan del año y las pagas que quedan.
En cada paga se descontará una sexta parte de ese catorceavo de los ingresos anuales. Osea que a un auxiliar con siete trienios se le descontarán alrededor de 300 euros por paga. 600 euros a fin de septiembre, 300 en octubre, 300 en noviembre y 600 en el mes de diciembre.
Todo esto sin la consulta o sin la comunicación previa al Comité de empresa, nos encontramos hoy lunes 17 de septiembre con una circular que lo comunica sin muchas explicaciones.
La fórmula utilizada no es impuesta desde ningún  Decreto, sinó que es la Dirección la que decide dejar a los trabajadores en los meses de octubre y noviembre con una mensualidad gravemente mermada.

Stiglitz advierte de que pedir el rescate podría ser un suicidio para España

Marina Estévez (EFECOM)


El premio Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz ha advertido de que si España finalmente opta por solicitar la ayuda del BCE a cambio de unas condiciones de austeridad como las impuestas en países como Grecia, el país estaría cometiendo un "suicidio". Insta a una alianza con Francia, Italia o Portugal frente a Alemania, con el objetivo de cambiar el marco europeo.Stiglitz, contra el modelo Eurovegas por las conexiones entre juego y corrupción.
Stiglitz ha dejado claro que la oferta del Banco Central Europeo de una compra ilimitada de bonos a cambio de satisfacer condiciones aún no especificadas "suena claramente a rescate" y a una oferta de ayuda "a cambio del suicidio". 

A juicio del estadounidense, que ha promocionado en Madrid el libro "El precio de la desigualdad" (Taurus), la cuestión es saber si lo que las autoridades monetarias pretenden es ayudar a los ciudadanos o a los bancos que incurrirían en pérdidas en caso de que España no pudiese refinanciar su deuda. 

Muy crítico con las políticas de austeridad a ultranza, el Nobel de Economía de 2001 tiene claro que Europa debería poner el foco en el crecimiento y la inversión si quiere reestructurar su economía, y cree que "el diagnóstico alemán está absolutamente equivocado" cuando acusa a países como España de gastar demasiado. 

De hecho, si España no sólo no ha conseguido salir de la depresión, sino que cada vez profundiza más en ella, es porque los funcionarios internacionales han "subestimado" la magnitud de la crisis que provocarían con sus recetas de austeridad, según Stiglitz. 

Aunque intenten achacar la responsabilidad a España por incumplir sus objetivos fiscales,la culpa es de un error de diagnóstico del problema y unas recetas equivocadas, añade. 

Por este motivo aconseja al país que trate de buscar una fuerte alianza con Francia, Italia o Portugal frente a Alemania con el objetivo de cambiar el marco europeo. Y si esto no funciona, apunta hacia una fractura del euro como mal menor frente a una depresión de la que no se ve la salida. 

"Se puede ser miembro de la UE sin compartir una misma moneda. Los arreglos de divisas a menudo han sido relativamente a corto plazo", remacha Stiglitz con el ejemplo de los treinta años que duró el patrón oro establecido en Bretton Woods (1944-1971). 

A pesar de que reconoce que la ruptura fue "dramática" hasta que el mundo se acostumbró a otro sistema. 

En todo caso, el mejor escenario para Stiglitz, que ha ingresado en la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras española en acto celebrado en CaixaForum Madrid, sería que Alemania diese su brazo a torcer y aceptase mutualizar la deuda europea, ordenar un marco bancario común "rápidamente" y promover una armonización fiscal. 

La cuestión es superar ideas "falaces" -según su definición- como que la economía de un país es como la de una familia. 

"Si una familia recorta en su gasto no tiene ningún efecto en la sociedad. Si un gobierno recorta, la demanda total caerá y el paro subirá. Y la capacidad de devolver lo que debe baja, sus ingresos impositivos caen y su gasto en desempleo y programas sociales sube", enumera Stiglitz. 

Para el norteamericano -defensor de movimientos como el 15-M y Occupy Wall Street- este es "exactamente el razonamiento por el que Europa está fallando", y los déficit en los presupuestos no han mejorado como la gente esperaba. 

"Las consecuencias han sido distintas de lo que esperaba la gente que dice que un país debe gobernarse como una economía doméstica", afirma el catedrático de Economía en la Universidad de Columbia, para quien la recesión no es el momento adecuado para recortar el gasto. 

Por esto también se muestra convencido de que una eventual victoria del republicanoMitt Romney en las elecciones de noviembre en EEUU debilitaría la economía de aquel país. 

"Si hace lo que está prometiendo la economía se debilitará. EEUU ya ha tenido un proceso de austeridad, hay un millón de puestos de trabajo público menos que antes de la crisis. Y lo que es peor: está dispuesto a incrementar la desigualdad. Si ves su programa, lo único que quiere aumentar es el gasto militar, así que seríamos una economía incluso más distorsionada e injusta, menos eficiente, y con más desempleo".

divendres, 14 de setembre del 2012

España pierde Cataluña, como dijo Unamuno

Xavier Martínez Celorrio


La Diada del 2012 marca el fin de 140 años de pactismo catalán para modernizar el Estado y hacer encajar la diversidad multicultural de España. Así de tajante es el mensaje de la masiva manifestación soberanista de Barcelona. Un clamor popular, tan ninguneado y minimizado por buena parte de la prensa madrileña como resaltado por la prensa internacional. También ciertas voces de la izquierda española culta han mostrado incomprensión, hilaridad y paternalismo posesivo contra esta demostración de fuerza del soberanismo catalán.
Primero te ignoran, luego se ríen de ti y cuando te atacan, ganas. Con estas tres fases, el soberanismo no violento de Gandhi resumía las reacciones en contra que recibía del Imperio británico. Eran otros tiempos y otras latitudes pero el marco mental de los que se sienten superiores parece ser el mismo en todas partes y momentos.   
El catalanismo que propugnaba la solución federal de España, con Pi i Margall al frente, se remonta a la muy olvidada I República (1873), hace ahora 140 años. El sueño federal de Pi i Margall, inspirado en Proudhon y su ideario cooperativo, marca el inicio de la continua influencia catalana en la articulación institucional de la España contemporánea. Una influencia modernizadora siempre mal asumida y ninguneada por unas élites madrileñas y provinciales acomplejadas ante lo catalán, esa alteridad y némesis de la España decimonónica, de trono, sables y altar.
Asumiendo, a la larga, la dualidad incompatible entre el alma castellana y la catalana, Miguel de Unamuno reconocía en carta a Manuel Azaña (1918): “Justo es, pues, que España pierda ahora Cataluña. Y la perderá, no me cabe la menor duda que la perderá. La federación no es más que una hoja de parra”. Casi un siglo después, Unamuno es profético. Eso sí, un siglo sinuoso y áspero que no ha resuelto ni la conllevancia orteguiana entre España y Cataluña ni los problemas de la identidad española y su memoria histórica, tolerando un mapa de fosas de la guerra civil que hoy da escalofríos. Pero, ya saben, aquí los crímenes del franquismo no se tocan y los archivos de Salamanca eran un derecho de conquista hasta hace dos días.   
El actual Estado de las autonomías, diseñado para disolver las reivindicaciones nacionales de Cataluña y País Vasco como reconocía Esperanza Aguirre sin rubor alguno, es otra hoja de parra caducada, inviable y deslegitimada que no puede disimular la realidad de su fracaso. A la vista del mundo y de los mercados internacionales, el modelo autonómico español dista mucho de ser funcional, eficiente y federal. Algo muy propio de unas élites que mantienen vetado cualquier cambio o reforma constitucional para diferenciar cuáles son nacionalidades y cuáles son regiones, atribuyendo y delimitando modelos de autogobierno y cooperación mutua,  un Senado territorial efectivo y un modelo fiscal eficiente y solidario. De eso nada.
La intocable y sagrada Carta Magna (votada solo por un tercio de los españoles hoy vivos) solo se reforma por la puerta de atrás, sin debate ni referéndum, para constitucionalizar el techo de déficit (2011) asumiendo, por dictado de Berlín, un tótem neoliberal que antes era indigesto para la socialdemocracia.  Hay reformas y reformas.
Ante la secular intolerancia y torpeza de la derecha para asumir la plurinacionalidad de la España real, la izquierda española no ha contrapuesto un proyecto histórico alternativo, modernizador y cohesivo. Ni adoptó medidas para desinflar el paraíso artificial del España va bien con salarios bajos y sin apenas impuestos ni construyó un relato consistente de justicia territorial y reconocimiento de la diversidad más allá del artificio de la España plural, ardid creado por el marketing de usar y tirar del que no queda nada.
Ya en 1999 dicen que Felipe González confesó a Pasqual Maragall que al pueblo español le costaba mucho asumir nuevos conceptos. El federalismo asimétrico no suponía uno, sino dos conceptos inasibles y complejos para la baja cultura política de los ciudadanos, según él. De aquel paternalismo protector y de renuncia, vienen estos lodos.
En el 2000, la factoría ideológica del PP actualizó la consigna gramsciana de la lucha continua por la hegemonía discursiva y mediática y sacó de la chistera el patriotismo constitucional. Dos en uno. Ni se toca la Carta Magna ni la integridad de la única nación-patria de los españoles. Dos conceptos que, al parecer, han calado y conectado con el alma española mejor de lo que suponían algunos. Hasta su padre intelectual, Jürgen Habermas, alucinaba de la capacidad vampírica de la derecha española que, para rematar la faena, estigmatizó el Estatut catalán cual impureza heterodoxa desplegando una catalanofobia que rendía votos.
En ningún sistema federal, las regiones más ricas contribuyen al fondo de solidaridad hasta quedarse empobrecidas y con peores servicios públicos y de bienestar que el resto de regiones a las que ayuda. En Alemania y en Estados Unidos las regiones ricas no pasan del 4% de su PIB en transferencias de solidaridad. Cataluña aporta cada año a España un 8% de su PIB, unos 16.000 millones de euros, acumulando así una deuda de 42.000 millones a causa de un sistema disfuncional e irracional de financiación que, encima, la deja con menor inversión en políticas sociales y educación que el resto.
El déficit fiscal acumulado acaba convirtiéndose en déficit social y castiga injustamente a las clases populares catalanas. Un ejemplo, sólo un 27% de los hijos menores de 16 años de familias pobres catalanas tienen alguna forma de beca de estudios. El capítulo de becas, nominalmente, está transferido pero bloqueado desde Madrid. ¿Por qué la bloquean los gobiernos de Madrid, sean socialistas o conservadores? ¿Cómo pueden perpetuar esta injusticia los socialistas españoles que va en detrimento de la igualdad de oportunidades? De los catalanes pobres, pero no de los pobres de otras partes.
En paralelo, los ciudadanos comprueban, indignados, cómo otras regiones más pobres financian de modo universal y no por razón de renta, ordenadores en las escuelas y otras prestaciones y servicios que son y han sido inimaginables en Cataluña. Entre 1986-2006, Cataluña ha transferido 213.963 millones de euros a las regiones menos desarrolladas de España, cuyos líderes regionales ahora ríen y ridiculizan la actual asfixia de recursos y tesorería de la Generalitat. Por eso, el modelo de financiación no es federal sino depredador, expoliador y regresivo.
Hartos de la ingratitud, de la ignorancia y de los tópicos anticatalanes que se remontan a tiempos de Quevedo, la Diada del 2012 marca un antes y un después. Ninguna democracia permite a su Tribunal Constitucional revocar una norma legal y estatutaria aprobada en referéndum. Ninguna economía y administración moderna esconde y hace opacas las balanzas fiscales a sus ciudadanos. Ningún Estado incumple lo que dictan los tribunales y retiene el autogobierno de las becas, discriminando a los hijos pobres de las regiones más ricas. Ninguno, salvo España.
El listado de agravios es proporcional al silencio e indiferencia que recibimos desde la España dialogante, abierta y cosmopolita que antaño elogiaba Cataluña como motor económico, innovador y creativo. No hay puentes, ni interés, ni voluntad de conocer al otro. Solo faltaba que Peces-Barba volviera a intimidar con bombardear Barcelona, tal y como antes amenazaron Azaña o Fraga. Viejo recurso trasnochado de autoridad e impotencia en plena globalización y rearticulación política de Europa. España está instalada en otra onda, en otra fase y en otro tiempo.
Como reacción veremos ahora muchos federalistas salir de los armarios. Justo cuando Cataluña inaugura un nuevo ciclo y cierra 140 años de esfuerzos por construir un Estado español que ha dejado de sentir como propio. El derecho a decidir se abre paso y tiemblan las telarañas de una España autonómica en plena crisis de todas sus instituciones. De aquellos vientos, estas tempestades de cambio, empoderamiento y libertad.

dimarts, 11 de setembre del 2012

De bancos malos y gobiernos terribles

Alberto Garzón Espinosa – Consejo Científico de ATTAC España


Este viernes el gobierno de España anuncia un nuevo decreto ley que pondrá en funcionamiento el llamado banco malo. Se trata de una medida que venía incorporada en el memorándum que el Gobierno negoció con la troika, el cual no es otra cosa que un conjunto de condiciones económicas que ha de realizar España a cambio de los 100.000 millones de euros del rescate. Es decir, se trata de una nueva imposición que refleja la pérdida de un grado más en la soberanía de nuestro país.

Pongámonos en contexto. Actualmente estamos viviendo la resaca de la burbuja inmobiliaria, durante la cual se construyeron entre 2002 y 2007 más viviendas que en Francia y Alemania juntas (y ambas cuentan con el doble de población y el triple de territorio). Ese proceso de construcción desaforada permitió enormes ganancias al sector de la construcción-inmobiliario, que en alianza con los poderes políticos locales pudo utilizar mecanismos como las reclasificaciones y recalificaciones de suelo para añadir unos cuantos ceros a sus ganancias habituales. La conocida y práctica habitual del “pelotazo urbanístico”.
Pero en ese proceso no se utilizaba sólo dinero ahorrado sino también dinero prestado, así que durante todos esos años la economía española vio como su endeudamiento privado se disparaba. Las grandes empresas de la construcción se regaban con deudas y también los hogares (especialmente los más ricos) multiplicaban su endeudamiento para comprar varias viviendas y poder participar en la orgía especulativa. El acceso a la Unión Europea había supuesto el desmantelamiento del sector industrial y agrario de España, así que el binomio construcción-inmobiliarias se convirtió en el motor del crecimiento español y de la creación de empleo. Cuando la patata caliente estalló y ya nadie quería comprar viviendas todo se vino abajo. Las constructoras tuvieron que cerrar tras despedir a miles de trabajadores y sus activos (viviendas, suelo, préstamos, etc.) pasaron a formar parte de los bancos y cajas que les habían prestado el dinero.
Pero estos bancos y cajas tenían a su vez deudas contraídas con los bancos extranjeros, y ahora las viviendas, suelo y otros activos que recibían ya no valían lo mismo que antes. Incluso, podría decirse, ya no valían nada. Así que muchos bancos tuvieron y tienen que ser rescatados. Y los únicos que los pueden rescatar somos todos nosotros, el dinero público.
Esta es precisamente la esencia de todo el problema actual. Si el banco quiebra entonces se produce un efecto dominó y los que prestaron a los bancos españoles no pueden cobrar su dinero. Si el banco es rescatado, entonces los flujos de dinero seguirán yendo hacia el extranjero al menos durante un tiempo más (que puede ser infinito mientras sigan produciéndose este tipo de rescates). Por supuesto estos rescates siempre van acompañados de condiciones, por más que los ejercicios de retórica del Gobierno pretendan hacer creer lo contrario. La troika y el Gobierno del PP, en esencia, no están rescatando a España sino a los acreedores, es decir, a los bancos alemanes y de otros países que prestaron a los bancos españoles en su afán por sacar beneficios de la burbuja inmobiliaria. Ya ocurrió con Grecia y Portugal.
El banco malo sólo persigue cambiar esos activos que no valen nada por algo de dinero que valga algo. Buscan salvar los muebles como puedan, nunca mejor dicho. El banco acepta una pérdida (que compensará de otra forma) al vender una vivienda o suelo por debajo del que la recibió, pero muy por encima de lo que recibiría si lo quisiera vender ahora mismo a cualquier sujeto económica. Por esa razón el propietario del banco malo, el Estado, pierde mucho más. Esto es, perdemos todos. Se socializan las pérdidas y se privatizan las ganancias. Una clarísima transferencia de dinero desde lo público hasta lo privado. Una explicación completa y detalla del funcionamiento genérico del banco malo puede leerse aquí.
El coste es inmenso. En primer lugar porque el gobierno asumirá pérdidas en esas operaciones: comprará las viviendas y suelo muy por encima de lo que ahora mismo valen y esperará, quién sabe cuanto, a venderlas más adelante. No es probable (¡ni deseable!) que vuelva una burbuja inmobiliaria, así que las pérdidas están aseguradas. Pero en segundo lugar porque todas estas medidas no corrigen los problemas reales de la economía, que son la falta de crecimiento económico que genere empleo. Más al contrario, aceleran el empobrecimiento de la economía y llevan a una mayor recesión. El crédito bancario no puede volver a fluir porque los bancos están absolutamente empantanados con deudas e incluso aunque no fuese así no tendrían a quien prestar en una economía en recesión. Pero el plan del memorándum y la troika prosigue porque el objetivo no es crear empleo sino empobrecer la economía (con objeto de acabar compitiendo con países como China, con bajos salarios y a través de la exportación). Estas cuestiones las expliqué con más detenimiento aquí.
Hay alternativas al banco malo, y a falta de una Unión Europea sensata (que rescate a las personas y no a los bancos) todas pasan por dejar quebrar a los bancos y nacionalizarlos después. Las viviendas y otros activos inmobiliarios podrían servir para crear un “banco bueno” que creara un stock de viviendas de alquiler público barato. Las estimaciones del censo de 2011 (que todavía está realizándose) plantean que en nuestro país hay entre 5 y 6 millones de viviendas vacías, muchas de las cuales son propiedad de los bancos. De forma paralela es conocida la necesidad de vivienda por gran parte de la población, especialmente joven. Hablamos de un problema que tiene solución técnica, pero que requiere enfrentar con la radicalidad necesaria a los poderes económicos y financieros que nos gobiernan sin legitimidad alguna.
El gobierno acredita con esta medida y una vez más que estamos ante una inmensa estafa y con un plan que responde únicamente a los intereses de los poderes financieros extranjeros. Este gobierno no se preocupa de los ciudadanos sino que sólo obedece las órdenes de instancias no democráticas que son las que realmente mandan. Ausencia de democracia y un gobierno traidor a sus votantes y a sus ciudadanos.

dilluns, 10 de setembre del 2012

El desempleo es incluso mayor de lo que se indica

Vicenç Navarro
La manera como se calcula la tasa de desempleo es mirando cuánta gente desea trabajar y no encuentra trabajo. El porcentaje que este número representa sobre el primero se llama tasa de desempleo. Se dice que en España es ya casi el 23% (lo cual quiere decir que el 23% de la población que quiere trabajar no encuentra trabajo) y no se descarta que se aumente el año próximo a un 26% (e incluso algunas instituciones más pesimistas hablan del 29%).
El problema con esta tasa de desempleo es que es un indicador muy sencillo que no refleja suficientemente la naturaleza del problema del desempleo. Tal tasa incluye a la gente que ha estado buscando trabajo activamente en las últimas cuatro semanas. Pero hay muchísima gente que ya ha abandonado el intento de encontrar trabajo, pues lo han estado buscando por mucho tiempo sin encontrarlo. Tales cifras no son siempre fáciles de encontrar. Y tal número no aparece reflejado en las cifras de la tasa de desempleo.
Otro problema es que encontrar trabajo no dice nada sobre el tipo de trabajo que la persona ha encontrado. En realidad, puede que una persona tenga un trabajo parcial, por solo unas horas, cuando verdaderamente le hubiera gustado trabajar a tiempo completo. O puede tenerlo por un periodo muy corto, cuando le hubiera gustado tener un trabajo por un periodo más largo o indefinido. La tasa de desempleo no nos dice nada del tipo de empleo que el trabajador ha conseguido. Estas situaciones, de abandono de búsqueda de trabajo o de tener un trabajo muy temporal, son situaciones muy generalizadas que la tasa de desempleo no clarifica.
En EEUU, la agencia estatal equivalente al Ministerio de Trabajo del gobierno español recoge cifras creíbles de la situación del mercado de trabajo y calcula que la tasa de desempleo que incluye a las personas que desean trabajo pero que, al no encontrarlo, se han desmotivado y han dejado de buscarlo, así como a las personas que están trabajando parcialmente, por no encontrar trabajo a tiempo completo, es un 16%, un  porcentaje que es casi el doble de la tasa de desempleo oficial (9%). En España, aplicando el mismo criterio, la tasa de desempleo sería mucho mayor. Y podría casi doblar el porcentaje de personas desempleadas.
Otro indicador también importante es el que recoge el porcentaje de la población que está trabajando. En este caso, el denominador es toda la población que podría trabajar. La importancia de este indicador es que nos orienta hacia saber cuanta gente está empleada, tanto a nivel de toda la población, como entre las mujeres y entre los jóvenes. Este indicador nos informa de cuanta población está creando riqueza, está contribuyendo a la seguridad social y está pagando impuestos. Muestra también la capacidad de producir puestos de  trabajo en una sociedad. Gran parte de la mayor riqueza que tienen los países nórdicos escandinavos sobre los países del sur de Europa se debe a que el porcentaje de la población adulta que trabaja es mucho mayor en aquellos países que en éstos y ello como consecuencia de la mayor integración de la mujer al mercado de trabajo, mediante una red de servicios públicos que permiten y facilitan tal integración.
¿Por qué el desempleo en España es elevado?
Las causas son varias. Pero una de las más importantes es que la economía está en baja forma. En realidad, en España, la economía, medida por el tamaño del PIB, está decreciendo en lugar de creciendo. No hay suficiente demanda de bienes y servicios, con lo cual, las empresas han dejado de producir. Y, si pueden, han estado despidiendo a más y más trabajadores aumentando con ello el desempleo. Este aumento del desempleo contribuye, a su vez, a que disminuya más y más la demanda, generándose así un círculo vicioso, en el que España está metida.
Este aumento del desempleo afecta también a la población empleada, temerosa de que pueda también perder el trabajo, lo cual hace que acepte rebajas de salario que contribuyen también a que disminuya la demanda. Esto es también lo que está ocurriendo en España donde los salarios están bajando y bajando dificultando con ello la recuperación económica que requiere un aumento y no un descenso de la demanda.
Otro factor que contribuye al descenso de los salarios es la respuesta de los empresarios a la crisis que además de reducir el número de trabajadores y disminuir salarios exportan también parte de la producción a otros países que tienen menores costes salariales y peores condiciones de trabajo.
¿Qué debería hacer el gobierno?
La respuesta es clara: crear empleo a fin de recuperar la demanda. Debería hacer lo opuesto a lo que está haciendo. Hoy está destruyendo puestos de trabajo en el sector público y facilitando que tal destrucción ocurra también en el sector privado. Y sus sucesivas reformas laborales tienen como objetivo disminuir los salarios, en parte mediante el crecimiento del desempleo. Esto raramente se dice pero es obvio que es lo que tales reformas deseaban pues no podían llevar a otro resultado que al que han llegado: el bajón salarial. Es lo que llaman “devaluación doméstica”, es decir que los salarios bajen, en teoría para hacer “al país más competitivo”. Lo que están logrando es acentuar más y más la recesión, como consecuencia del descenso de la demanda.
El gobierno puede facilitar la creación de empleo de muchas maneras. Una de ellas es invirtiendo en sectores que necesitan mucho empleo. Y entre ellos, los más deficitarios son los servicios públicos del estado del bienestar, tales como sanidad, educación, escuelas de infancia, servicios domiciliarios, servicios sociales y otros. En España, sólo un adulto de cada diez trabaja en tales servicios. En Suecia, en cambio, es uno de cada cuatro. Si en España tuviéramos uno de cada cuatro habrían 5 millones más de puestos de trabajo, (con lo cual, se eliminaría el desempleo). No existe plena conciencia en el establishment político y mediático del país del enorme déficit de personal en tales servicios, en parte porque tales establishments no utilizan los servicios públicos. Utilizan más los servicios privados y no son conscientes (no lo viven en su propia carne) de las enormes insuficiencias que tienen tales servicios públicos, insuficiencias que están acentuándose con los recortes de gasto en tales servicios, los cuales tienen un papel esencial en garantizar el bienestar y calidad de vida de las clases populares.
Tampoco la estructura de poder, la mayoría hombres (y algunas mujeres) de la burguesía, pequeña burguesía, y de la clase media de renta alta profesional, son conscientes del enorme impacto positivo que tales inversiones sociales tienen sobre la economía española, aumentando su productividad. El único sector que ven que tiene utilidad económica es la educación sin cerciorarse de que los otros servicios públicos del estado del bienestar (desde la sanidad a las escuelas de infancia) tienen un enorme valor no solo humano y social (aumentando la cohesión social) sino también económico. El Estado puede obtener los ingresos que permitirían financiar tales inversiones, tal como hemos señalado Juan Torres, Alberto Garzón y yo, en Hay Alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España. Otro sector que genera gran cantidad de empleo son las inversiones verdes. Está bien documentado que estos sectores crean gran número de empleos, sobre todo en España donde tal sector está todavía poco desarrollado.
Otra medida que el estado podría tomar para facilitar la creación de empleo es garantizar el crédito, a base primero de establecer bancos públicos y cooperativas de crédito, en lugar de las excesivas ayudas que se han dado a la banca privada que han tenido resultados muy insuficientes para cubrir las necesidades de las pequeñas y medianas empresas, así como de las familias súper endeudadas. Tal medida debería ir acompañada de medidas más contundentes para estimular el mercado inmobiliario (hoy paralizado por el sector bancario), gravando enormemente las casas vacías, impidiendo su existencia.
Ni que decir tiene que tales medidas serían facilitadas, con otro marco europeo diferente al existente. Por ejemplo, facilitaría la recuperación económica que el Banco Central Europeo fuera un Banco Central, que como otros bancos centrales tuviera como misión no solo controlar la inflación sino también estimular el crecimiento económico, mediante la bajada de intereses que facilitaría el acceso al crédito, y que comprara deuda pública de los Estados, impidiendo que los mercados financieros especularan sobre los intereses de su deuda pública. Pero la ausencia de tales cambios, no debería paralizar al gobierno y éste tendría que tomar las medidas brevemente citadas en este artículo y expandidas en otros escritos (verLo que España necesita que hemos escrito Juan Torres, Alberto Garzón y yo).